sábado, 25 de junio de 2016

Nuestro funcionamiento ministerial

    

       Con el correr de los años, cada vez se hace más claro que un verdadero funcionamiento nos lleva a ordenar nuestra gestión ministerial en equipos. Estos equipos, bien concertados, nos darán un desarrollo local, trans local e internacional.       En Juan 7:18 Jesús dijo. "...El que habla de sí mismo, gloria propia busca….". Desde ya, no hay otro ejemplo más claro de equipo que la trinidad Padre-Hijo-Espíritu Santo. Jesús llamo a sus discípulos "amigos". Pablo se consideraba, junto a los que le acompañaban, "colaboradores de Dios". Pedro dice: Yo anciano también con ellos…"     Es necesario formar equipos virtuosos, transparentes, que nos permitan reflexionar juntos y gozar del compañerismo y la amistad. Esto nos garantiza un avance armonioso y vigoroso; ya que esto refleja un funcionamiento con relaciones claras y definidas, basadas en la gracia dada por el Señor a cada uno. Dice en Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal. En cuanto a honra, prefiriendoos los unos a los otros..."       El amor fraternal y el reconocimiento, son actitudes fundamentales para la conformación de equipos. El amor fraternal hace que no pongamos nuestra mirada en los defectos de nuestro hermano, sino en la gracia dada por el Señor. El reconocimiento tiene dos características que nos ayudan a percibir, primero, mis limitaciones sin frustrarme, sabiendo que lo que yo no tengo, está en el Cuerpo de Cristo. La segunda característica del reconocimiento es, percibir  la gracia del Señor en otros y cultivar una relación seria en Dios.    Es muy sutil la idea de que en mí está toda la revelación para un funcionamiento fructífero. No lo decimos, pero una y otra vez actuamos así. No lo digo para condenarnos sino para que reflexionemos juntos sobre el tema, y que seamos capaces de ver la realidad de que no puedo pretender una gestión en base a lo que yo "cocino"  en mi intimidad.    La soledad no nos hace más seguros sino débiles y temerosos. Tememos  que mis proyectos fracasen si los exponemos o los ponemos a la consideración de otros. La verdad, muchas veces he experimentado que mis planes se detienen cuando los comparto, pero confío en la integridad de mis colegas y por sobre todo que si lo que he planeado es de Dios, El lo prosperará también en los demás.    El individualismo fracciona el Cuerpo y crea divisiones innecesarias. La historia de la Iglesia nos muestra esto. Pablo ya luchaba con esto. En 1 Cor. 3: 4-6 dice: "Porque diciendo el uno; yo ciertamente soy de Pablo; y el otro, yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?, ¿Que es pues, Pablo y qué es  Apolos? servidores por medio de los cuales habéis creído, y eso según lo que a cada uno le concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Pablo califica estas actitudes como "carnalidades", como una inmadurez que debemos combatir en la hermandad, pero si somos proclives a tener adeptos y nos rodeamos de gente que siempre nos halaga, sin querer estamos produciendo este tipo de espiritualidad "uniforme" que termina en división.    Siempre surgen los fanáticos de uno u otro lado. Pero una actitud como la de Pablo termina con nuestro individualismo y las divisiones intestinas, y la hermandad sabe que nuestras diferencias no nos dividen, que solo el pecado o la herejía pueden separarnos.         Sin duda, aunque hablamos de esto con claridad, la mejor enseñanza sobre esto son nuestras actitudes renunciando al individualismo.      En lo cotidiano, debemos tener un funcionamiento práctico y conocido, ya que esto trae paz y ubicación para el ministerio y a los hermanos. En nuestra experiencia sin creer que es la única manera, hemos adoptado el sistema de funcionar por un Presbiterio Mayor y presbiterios zonales y/o regionales. Cuando leemos las cartas apostólicas percibimos que principalmente Pablo tenía un funcionamiento así. Siempre se ve un equipo cercano de hombres que gobernaban en forma translocal, en estrecha relación con  los  pastores o ancianos locales.      Estos colaboradores nucleaban, transmitían la doctrina y la guardaban,  corregían lo deficiente, guardaban la unidad de la Iglesia mediante la información, coordinaban los ministerios y reconocían ancianos y diáconos. De esta forma, impedían el localismo y el egocentrismo que se crea por naturaleza cuando un obrero no tiene contacto con  la obra translocal e internacional.         El Presbiterio Mayor tiene como deber mantener una visión amplia de la familia de iglesias a las cuales sirve. Las cartas apostólicas siempre informaban de todo lo que acontecía en la Iglesia universal. Es más, algunas cartas eran a la Iglesia universal, como Santiago 1:1 "Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión. Salud.
O 1Pedro 1:1 "Pedro, Apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia" Ef. 3: 17-19 "...para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, la longitud, para profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios."      Si miramos el apostolado de Pablo como el ministerio a los gentiles, vemos un ministerio con una visión cósmica, con una entrega total, con claridad en el mensaje, una pasión por la extensión del Reino, la convicción acerca de la Iglesia como cuerpo, y un funcionamiento como equipo con muchos. Pablo podía decirle a Timoteo ¨Lo que has oído de mí ante muchos testigos¨
      Todo esto y mucho más, nos da la visión de que hay ministerios mayores e intermedios, que no son jerarquías sino funciones  al servicio del crecimiento del Cuerpo. En nuestro caso, como mencioné, funcionamos con un Ministerio Mayor y Presbiterios zonales y/o regionales. Esto nos ha hecho mucho bien porque le ha dado cohesión a nuestra familia de iglesias, por más distancia que haya entre una congregación y otra, siempre tienen un presbiterio a mano al cual pertenece cada una de la congregaciones, también siempre tienen algún miembro del Presbiterio Mayor a mano, y estamos agregando un Grupo de Enlace para ayudar entre el Presbiterio Mayor y los presbiterios.       En la medida que vamos creciendo debemos ver como guardar la unidad y cobertura a cada obrero y congregación, por lo tanto se hace necesario un enlace  cuya función sea trabajar en combinación  con el Presbiterio Mayor y los respectivos Presbiterios. Cada miembro del Grupo de Enlace pertenece a un Presbiterio, por lo tanto es alguien bien conocido por los demás presbíteros, y ha alcanzado un lugar de reconocimiento entre sus pares. Su función debe ser colaborar con el Presbiterio Mayor, en los vacíos que se producen por el crecimiento de la obra, muchas veces la  información, la visitación a los presbíteros y congregaciones, comienzan a escasear y eso se convierte en algo negativo. Nuestra responsabilidad es cubrir todo lo que el Señor nos ha puesto a ministrar.      Por supuesto, esto no debe excluirnos de una visión de unidad con todo el Cuerpo de Cristo, ni debemos pensar que este esquema es el único. Esto es lo que hasta ahora nos ha dado un funcionamiento armonioso, aun con muchas dificultades nos va ayudando a extendernos y pastorear lo alcanzado.                                                                 

                                                             Osvaldo Cepeda    31/5/16